sábado, octubre 28, 2006

Odio con Principio de Dependencia

Ya he pensado varias veces que provoco odiosidad en algunos. Cierto que lo he pensado.
Pero hoy, hace un par de minutos, un “otro” me dijo que, efectivamente, yo causaba una suerte de odiosidad en él, pero fue aún mas especifico y clasificó ese sentimiento como un “odio con principio de dependencia”.
Ufff…, sí, justamente eso.
Ahora bien, qué demonios significará esto?? Tendrá algún peso de tipo psicológico? Relacional? Será alguna desviación propia de ese “otro”? O Un efecto de emisión provocado por mí?
Raro.
Pero surgen algunas pobres tesis.
1. Será que me odia pero me necesita?
2. Otra hipótesis es que porque me necesita me odia.
3. O que, independiente y simultáneamente, odia y necesita a una misma persona.
Creo que una explicación a esto supera cualquier tipo de experticia que yo posea, suponiendo que posea alguna.
Así es que sólo me quedo con la definición retumbando en alguna parte de mi humanidad, porque tampoco habrá que preguntar verdaderamente a ese “otro” el sentido primero y último de aquella tierna y supra honesta declaración de odio, porque las respuestas pueden ser escalofriantes, paralizantes, demoníacas. Pueden llevarme a una desenfrenada búsqueda por algún fármaco de estrellita verde.
Prefiero no saberlo. Como le dije, preferible provocar algo. Aunque sea odio?...

"No Conectada"


Hoy, como muchos otros días, como demasiadas otras noches, no hay nada que escribir, no hay nada que contar, nadie a quien llamar, nadie con quien estar. Es así. Tampoco quiero que suene el celular o el teléfono de mi casa. Mucho menos que alguien osara llegar a mi puerta sin aviso a buscarme.
Estoy "No Conectada" en Msn.
(casi como un chiste, sonó mi celular con mi melodía personal:..algunas noches soy fácil, no acato límites...Pero no contesté, ya para qué. Hoy no es una de esas noches).

Sigo.

(ahora sonó el teléfono de mi casa. Contesté pensando que podía ser mi hermana o mi madre avisando que la calle aún no les ha hecho daño, pero no, era una inocente invitación a pisar el asfalto , rellenar el estómago con algo que contenga algun grado etílico y fumar. Mas dije que no, estoy más grande. Me sirvió ese libro de autoayuda "Aprenda a decir No!". Jaja...Falso).

Quiero sentirme liviana, recibir una herencia, ganar dos pasajes a Buzios o viajar a Córdoba all inclusive...(pura sana envidia amigos míos, ustedes sabrán quienes son). Pero...en realidad, pensandolo bien...no, hoy no quiero nada de aquello porque no he dado ni un solo paso que me conduzca a eso. Mis pasos me han traído aquí, justo en frente de mi computador, mis dedos en el teclado, mis piernas cruzadas bajo las patas de la silla, buscando algún tema que me suene bien en las tripas.
Tampoco quisiera que hoy a mi padre le hubiesen robado su auto. De ser hombre, tampoco me gustaría tener a mi mujer en un hospital a punto de dar a luz a un sietemesino. Ni hablar de estar en algún sucucho lleno de gente transpirada y pasada a cigarrilo. Menos en una disco glam.
Tampoco en el patio trasero de mi casa tomando algo y violando las reglas de las drogas no legalizadas en mi hogar. Ni en el Puerto, ni el la capital, ni comiendo pizzas, ni ...
Parece que quería estar aquí, así, escuchando "No necesito mucho" de la Francisca Valenzuela.
Creo que hoy no tenía urgencia de nada. Que hoy me agrado, que no me perturbo, que tampoco me atrapé, y tal vez quería disfrutarme así.
Habra que aprovechar la calma. Habrá que hacerlo siempre que sea mayor el placer que el displacer.
Y subir el volumen de los parlantes y creer que soy yo quien canta todas las canciones que siempre quise cantar...que me escuchan todos quienes quisiera me oyesen...y no me mirara justo él.

...y quién dice que no, quién dice que no me puedo equivocar
... si todos hacen lo que les hace sentir bien....
y cuando sientas que ya no estoy, y me quieras apoyada contra la pared, cuando yo reconozca que fuiste un error que estoy dispuesta a nuevamente cometer....volveré, volveré...volveré!
...y cuando sientas que siempre estoy, y me tienes apoyada contra la pared, cuando yo reconozca que fuiste el más grave error a cometer...me iré...

Otra de la Francisca Valenzuela...lujo de palabras...

No todo ha de ser extraordinario para que sea bueno. O si?? Por hoy no, creo que no.

jueves, octubre 05, 2006

Primer cuarto de siglo

Yo pensaba ser grande a los 25. Pero, por lo visto, no es así, no lo logré.
Creía que a esta edad ya sería exitosa y feliz. Ninguna de las dos cosas son realidad. Imaginaba que en este momento las personas ya habrían encontrado el “amor de sus vidas”, que ostentarían suculentos puestos de trabajo, ganarían sueldos envidiables y estarían contratados por tiempo indefinido. Que ya tendrían sus casas decoradas obedeciendo el último grito del diseño DECOART, que tendrían sus vidas casi resueltas y que sólo les restaría mantenerse en todo eso que a los 25 ya había comenzado.
No es mi caso. Por el contrario, me siento más cercana a la adolescencia, siento que estoy esperando por todo, que aún no logré nada, que todavía no amé. Pero en algún momento compré paños de cocina y confort para mi casa. Algo es algo.
¿Estaré mal yo?
¿Será que cuando uno es chica siempre mira hacia arriba pensando que lo otro es mejor?
¿ O será que he vivido tan cagonamente que aún no tengo felicidad y éxito?
Que me he cagado en vivir, lo he hecho, pero el miedo no es sólo mal de unos, aunque eso no quita la cobardía que me corresponde. Y tal vez, justamente por lo anterior, sí estoy mal. Pero quiero dejar como tema aparte lo que dije al principio, que yo a los 25 creía que iba a ser grande. Si no lo hubiese creído, tal vez los motivos para celebrar un año tras otros no habrían existido. Al final, casi todo es una ilusión.
Pero como estoy aquí, digo en este tiempo y sus dimensiones, me consuelo pobremente y pienso que de todas formas todo vendrá. Que quizás, a diferencia de quienes a los 25 ya viven las historias perfectas que se inventaron a base de teleseries, sueños ajenos, y bocas que tapar, yo tengo más libertad para elegir todavía la vida que quiero vivir.
¿O será que no, que ya dejé ir mi primer cuarto de siglo así, sin pena ni gloria, sin esperanza ni desesperación?