Es verdad que no escribo porque no hay qué contar. A veces me aburro de opinar sobre todo sin saber mucho de tanto. Pero qué mas da…por ahí alguien dice que cualquier ser que se vanaglorie de tal no puede, si no, hablar de sí mismo…que dentro de todas las cosas y de la inmensa ignorancia debiera ser algo que por lo menos se intuya…
Me levanto antes de las 6.30 de la mañana. Dejo la cama, miro mi rostro de plasticina en el espejo de mi pieza, apago la luz. Camino a la cocina y enciendo el calefont. Busco mis toallas (que deben ser necesariamente las mías) y me encierro en el baño. Me siento en la tasa, orino. Me paro, me desvisto, abro la llave de la ducha hasta sentir que está perfectamente caliente para mí y entro. De pie dejo que el agua moje mi pelo, mi cara, mi cuerpo entero. Shampoo, jabón, bálsamo. Siempre bálsamo. Termino, abro las cortinas de la ducha, agarro mis toallas (verdes o amarillas) y me envuelo en ellas después de secarme un poco el pelo. Una vez fuera de la ducha, lavo mis dientes frente al espejo y me asomo al pasillo para asegurarme de que el reloj no exceda las 6:40 AM. Termino con mis dientes, busco unos cotonitos, me limpio los ojos, echo mis gotitas que están siempre a la mano en la repisa del baño y enchufo el secador para no salir con el pelo estilando, porque definitivamente no hay nada más malo que andar con el pelo mojado por la calle, cualquiera sea el motivo. Y todo esto, claramente, frente al espejo. Salgo del baño y entro a mi pieza. Busco el talco (no puede faltar), me pongo calzones, echo crema en mis piernas, luego los “sostenes” y de ahí el resto. De nuevo el espejo y el reloj. Trato de hacer lo que se pueda hacer con mi cara a esa hora de la mañana. Me abrigo y antes de las 7 am salgo. En mi bolso, que fue elegido y preparado anoche, busco las llaves. Ya estoy en la calle y camino para tomar la micro. A veces tengo suerte y pasa al instante, y otras, camino…A veces quiero que él se suba en una de las próximas paradas, otras, muy pocas, prefiero que no…Y si se sube, algo se mueve, pero a veces también me decepciono…
Antes de las 8 am ya estoy en Valparaíso. Bajo de la micro, camino un par de minutos y llego a mi trabajo. Hasta ahí el monólogo. Luego, ruido todo el rato.
Me levanto antes de las 6.30 de la mañana. Dejo la cama, miro mi rostro de plasticina en el espejo de mi pieza, apago la luz. Camino a la cocina y enciendo el calefont. Busco mis toallas (que deben ser necesariamente las mías) y me encierro en el baño. Me siento en la tasa, orino. Me paro, me desvisto, abro la llave de la ducha hasta sentir que está perfectamente caliente para mí y entro. De pie dejo que el agua moje mi pelo, mi cara, mi cuerpo entero. Shampoo, jabón, bálsamo. Siempre bálsamo. Termino, abro las cortinas de la ducha, agarro mis toallas (verdes o amarillas) y me envuelo en ellas después de secarme un poco el pelo. Una vez fuera de la ducha, lavo mis dientes frente al espejo y me asomo al pasillo para asegurarme de que el reloj no exceda las 6:40 AM. Termino con mis dientes, busco unos cotonitos, me limpio los ojos, echo mis gotitas que están siempre a la mano en la repisa del baño y enchufo el secador para no salir con el pelo estilando, porque definitivamente no hay nada más malo que andar con el pelo mojado por la calle, cualquiera sea el motivo. Y todo esto, claramente, frente al espejo. Salgo del baño y entro a mi pieza. Busco el talco (no puede faltar), me pongo calzones, echo crema en mis piernas, luego los “sostenes” y de ahí el resto. De nuevo el espejo y el reloj. Trato de hacer lo que se pueda hacer con mi cara a esa hora de la mañana. Me abrigo y antes de las 7 am salgo. En mi bolso, que fue elegido y preparado anoche, busco las llaves. Ya estoy en la calle y camino para tomar la micro. A veces tengo suerte y pasa al instante, y otras, camino…A veces quiero que él se suba en una de las próximas paradas, otras, muy pocas, prefiero que no…Y si se sube, algo se mueve, pero a veces también me decepciono…
Antes de las 8 am ya estoy en Valparaíso. Bajo de la micro, camino un par de minutos y llego a mi trabajo. Hasta ahí el monólogo. Luego, ruido todo el rato.
8 comentarios:
No me conoces, no te conozco... solo lo haces increible.. te leere de ahora en mas y eso es una promesa a cumplir. Bastante bien, felicitaciones!
Hasta con admirador secreto...
Creo debieras ser más honesta contigo, no todo es una rutina horrible y abúlica.
Propongo... Sábado, despierto en la casa de un desconocido, me visto y salto toda la rutina descrita de lunes a viernes.
No es malo...
Muackiss
Magnolia N.
Para eso habrá que esperar un evento de aquellos...
Tal vez con el admirador secreto...
Lo siento pero en realidad "EL" admirador es UNA admiradora... simplemente me gusta como te desenvuelves con las palabras. Es todo... seguramente ya vendra tu principe azul
Jajajja...ok...seguimos en el curso de las calamidades...
Gracias...
tranquila que lo que que empieza en tagedia termina en tragi-comedia (segun bolaño)..... escribes exelente....
un abrazo....
espero que seas de la zona.... valpo-viña ( paresco carmela)jajajjaa,,
bye
AMIGA, VE COMO EL PÚBLICO LA ALIENTA PARA QUE DEJE LA FLOJERA DE LADO Y ESCRIBA ALGO.
RECUERDE EL 22 DE AGOSTO DEL 2008... ESTO PUEDE SER UN PASO PARA ESQUIVAR LA BOFETADA QUE LE PROPINARÉ SI SIGUE IGUAL.
BESOS.
Ok...jajaja...cómo esperaremos ese día...si es que llega y estamos despiertas para verla pasar...amén
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