martes, diciembre 20, 2005

Como un pez solo en el agua


La obligación paraliza. Seguramente en varios sentidos, pero hablo de dejar de sentir, o mejor dicho, de dejar de vivir lo que se siente. Eso de levantarse cada día por un propósito difuso, cuando no ajeno, hace marchar como un soldado siniestro.
Estar ocupado ha matado el sentir o, repito, no lo ha matado, pero sí lo ha descartado, lo ha puesto en segunda plana, y en un extremo que nadie, que yo, por cierto, olvido revisar en aquel periódico.
Razones pueden haber como insanos existen, mas tengo una leve sospecha.
Pero me rehúso. De plano.
La libertad de acción no puede ser escarmiento para hombres. La levedad de lo fugaz no debe ser motivo de culpa…debiese ser provechoso, así como dulce y falaz.
Pero ya lo dijo alguna…que los normales se alejan. Aunque posiblemente, y esta es otra sospecha, no existan.
Así no más….como pez sólo en su pecera. Pero, insisto, me rehúso.

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